Hay muchos indicios de que un misil antiaéreo ruso derribó el avión y mató a más de tres docenas de personas. Aunque los resultados oficiales de la investigación aún están pendientes, el gobierno de Bakú parece estar seguro y ahora espera señales de Moscú.
La primera llegó el viernes de la autoridad de aviación rusa Rosawiatsiya. Dijo que en el momento en que el avión procedente de Bakú quería aterrizar en Grozny, Chechenia, drones ucranianos volaban en la zona. Esto no es una admisión de culpa. Moscú podría incluso intentar culpar a Kiev. Los ataques con drones contra la república rusa de Chechenia se han vuelto más frecuentes últimamente. En realidad, era sólo cuestión de tiempo que pudiera haber víctimas civiles. Rusia ha desatado una guerra cuyas consecuencias no puede controlar.
Por trágico que sea el incidente, no cambiará las relaciones entre Bakú y Moscú. Mientras tanto, es probable que crezca el sentimiento antirruso en el sur del Cáucaso y en Kazajstán, donde finalmente se estrelló el avión.
