Es una idea común, incluso entre los conservacionistas, que los bosques son saludables cuando sus árboles están densamente poblados y permanecen intactos por los humanos. El documentalista Jan Haft contradice: “Sólo la perturbación constante, el retroceso, incluso si ocurre periódicamente o incluso de forma irregular, es lo que garantiza la diversidad biológica. Tan pronto como la “catástrofe” golpea el bosque, la vida explota. Entonces se creará la base de la vida para un máximo de especies, no sólo para aquellas a las que comúnmente nos referimos como especies forestales”.