Los informes de los medios sobre crímenes reprensibles suelen ir acompañados de llamados a que los gobiernos respondan más rápidamente al comportamiento delictivo. Detrás de tales demandas está la expectativa de que es más probable que un castigo rápido conduzca a que los perpetradores adapten y mejoren su comportamiento que una sanción demorada. De hecho, está muy extendida la tesis de que los castigos más rápidos son más eficaces, formulada por el filósofo jurídico italiano Cesare Beccaria en 1764. Al mismo tiempo, apenas existen pruebas que demuestren empíricamente un efecto causal. Economistas de la Escuela Hertie de Berlín y de la Universidad Carolina de Praga intentaron aportar tales pruebas.