“Los padres también nos informaron del incidente y estamos en contacto con ellos”, dijo el jueves por la noche el director general Tobias Löffler. El objetivo es servir a los estudiantes comida recién preparada todos los días. Por la mañana, los empleados transformaron la carne fresca picada en albóndigas “y lamentablemente obtuvieron diferentes tamaños y formas”, lo que cambió el tiempo de cocción. Para asegurarse de que la comida esté perfectamente cocida, revise al azar varias piezas de cada lote.
“Después de que el niño afectado nos informara del defecto, pudimos proporcionarle rápidamente una nueva albóndiga. Esta retroalimentación directa es importante para nosotros para poder garantizar en todo momento alimentos de la más alta calidad”, afirma Löffler. En el futuro, la empresa quiere asegurarse de que el tiempo de cocción sea siempre el mismo para todas las albóndigas que prepara. En una reacción inicial, la comunidad escolar votó a favor de no renovar el contrato con el proveedor de catering.